Probando Windows 8 por primera vez: ¿revolución o confusión?
Como muchos, me animé a probar Windows 8 apenas estuvo disponible. Lo instalé en una partición junto a mi querido Ubuntu, con más curiosidad que expectativa. La primera impresión: todo es cuadrado. Microsoft decidió apostar fuerte por la interfaz “Metro” (ahora llamada “Modern UI”) y eliminó algo tan básico como el botón de inicio. Sí, el mismísimo botón de inicio. En su lugar: mosaicos, gestos, y un arranque directo a una pantalla más parecida a un menú de tablet que a un escritorio. Lo que me gustó: El sistema arranca rápido. Mejoras de rendimiento notables comparado con Windows 7. Algunas apps nativas (como el visor de fotos) son muy fluidas. Lo que no me convenció: La falta de coherencia entre la interfaz nueva y la tradicional. Tener que “adivinar” cómo cerrar una aplicación moderna (spoiler: arrastrarla hacia abajo). Configuraciones duplicadas entre el “Panel de control clásico” y el “nuevo menú de configuración”. ¿Y comparado con Linux? Mientras Windows 8 trata de reinventar la...